JUAN
RAMÓN JIMÉNEZ
Juan
Ramón Jiménez Mantecón fue un poeta español, ganador del Premio
Nobel de Literatura en 1956, por el conjunto de su obra más famosa
“Platero y yo”.
Nació
en Moguer (Huelva) el 23 de diciembre de 1881. Era hijo de Víctor
Jiménez y de Purificación Mantecón López-Parejo, que se dedicaban
con éxito al comercio de vinos. Aprende primaria y elemental en el
colegio de Primera y Segunda Enseñanza de San José. En 1893 estudia
Bachillerato en el colegio de San Luis Gonzaga del Puerto de Santa
María, y obtiene el título de Bachiller en Artes. Estudia en la
Universidad de Sevilla, pero abandona Derecho y Pintura para
dedicarse a la literatura influenciado por Rubén Darío y los
simbolistas franceses. Realiza viajes a Francia y a Estados Unidos,
donde se casa en 1916 con Zenobia Camprubí. En Puerto Rico, recibe
la noticia de que le van a conceder el Premio Nobel de Literatura en
1956. Juan Ramón Jiménez fallece dos años más tarde.
- Su poesía:
Aunque
por edad pertenece a la segunda generación, tiene una estrecha
relación con las dos que la rodean. Se sumó al modernismo, siendo
maestro de muchos de los autores vanguardistas.
Busca
conocer la verdad y de esta manera alcanzar la eternidad. La
exactitud para él, es la belleza. La poesía es una fuente de
conocimiento, para captar las cosas.
Juan
Ramón Jiménez tiene una poesía panteística, exacta y precisa. Su
poesía evoluciona de forma que se distinguen dos épocas. La primera
acaba al iniciarse la segunda en 1916. Escribió el Diario de un
poeta recién casado en el que cuenta su luna de miel en Estados
Unidos.
Los
temas son el amor, la realidad de las cosas... otro de sus éxitos
fue Poemas májicos y dolientes, extravagante título en el que se
destaca la forma personal de escribir de Juan Ramón, que siempre
escribía «j» en vez de «g» antes de «e, i».
Su
Moguer natal fue un referente en toda su obra, fuente de inspiración
y elemento de nostalgia.
-
Sus etapas:
- Etapa sensitiva (1898-1915): marcada por la influencia de Bécquer, el Simbolismo y el Modernismo. En ella predominan las descripciones del paisaje, los sentimientos vagos, la melancolía, la música y el color, los recuerdos y ensueños amorosos. Se trata de una poesía emotiva y sentimental donde se trasluce la sensibilidad del poeta a través del perfeccionismo de la estructura formal.
- Etapa intelectual (1916-1936): descubrimiento del mar como motivo trascendente. El mar simboliza la vida, la soledad, el gozo, el eterno tiempo presente. Se inicia asimismo una evolución espiritual que lo lleva a buscar la trascendencia. En su deseo de salvarse ante la muerte se esfuerza por alcanzar la eternidad, que busca conseguir a través de la belleza y la depuración poética.
- Etapa verdadera (1937-1958): todo lo escrito durante su exilio americano.
La
obra poética de Juan Ramón Jiménez es muy numerosa, con libros que
a lo largo de su vida, en un afán constante de superación, repudia
- o de los que salva algún poema, casi siempre retocado en sus
sucesivas selecciones.
-
Platero y yo:
Platero
y yo es una narración lírica de Juan Ramón Jiménez que recrea
poéticamente la vida y muerte del burro Platero, dedicado «a la
memoria de Aguedilla, la pobre loca de la calle del Sol que me
mandaba moras y claveles» y formada por breves capítulos. Es muy
célebre el primer párrafo:
Platero
es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo
de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de
sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo
suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas,
las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente:
¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se
ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
La
primera edición se publicó en 1914 (Ediciones de la lectura), y en
1917 se publicó la edición completa, compuesta por 138 capítulos
(Editorial Calleja, Madrid). Quedaba claro que Platero era un texto
adulto, aunque por su sencillez y transparencia se adecuara
perfectamente a la imaginación y al gusto de los niños. Algunos
capítulos encerraban una cierta crítica social, revelando una
dimensión del autor que muchos tardaron en advertir. El propio Juan
Ramón, en un «prologuillo» a la edición aclaraba: «Yo nunca he
escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño
puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones
que a todos se le ocurren».
El
poeta tenía la intención de ampliar el texto hasta los 190
capítulos; de hecho, existen tres adicionales, escritos en la década
de 1920. Juan Ramón planeó también una segunda parte, denominada
Otra vida de Platero, de la que incluso esbozó algunos títulos. Un
proyecto que, como el de publicar Platero y yo en cuadernos sueltos,
no llegaría nunca a ver la luz.
Atentamente: Boomer y Zombie