jueves, 10 de abril de 2014

Centenario de "Platero y yo"

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Juan Ramón Jiménez Mantecón fue un poeta español, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1956, por el conjunto de su obra más famosa “Platero y yo”.
Nació en Moguer (Huelva) el 23 de diciembre de 1881. Era hijo de Víctor Jiménez y de Purificación Mantecón López-Parejo, que se dedicaban con éxito al comercio de vinos. Aprende primaria y elemental en el colegio de Primera y Segunda Enseñanza de San José. En 1893 estudia Bachillerato en el colegio de San Luis Gonzaga del Puerto de Santa María, y obtiene el título de Bachiller en Artes. Estudia en la Universidad de Sevilla, pero abandona Derecho y Pintura para dedicarse a la literatura influenciado por Rubén Darío y los simbolistas franceses. Realiza viajes a Francia y a Estados Unidos, donde se casa en 1916 con Zenobia Camprubí. En Puerto Rico, recibe la noticia de que le van a conceder el Premio Nobel de Literatura en 1956. Juan Ramón Jiménez fallece dos años más tarde.
- Su poesía:
Aunque por edad pertenece a la segunda generación, tiene una estrecha relación con las dos que la rodean. Se sumó al modernismo, siendo maestro de muchos de los autores vanguardistas.
Busca conocer la verdad y de esta manera alcanzar la eternidad. La exactitud para él, es la belleza. La poesía es una fuente de conocimiento, para captar las cosas.
Juan Ramón Jiménez tiene una poesía panteística, exacta y precisa. Su poesía evoluciona de forma que se distinguen dos épocas. La primera acaba al iniciarse la segunda en 1916. Escribió el Diario de un poeta recién casado en el que cuenta su luna de miel en Estados Unidos.
Los temas son el amor, la realidad de las cosas... otro de sus éxitos fue Poemas májicos y dolientes, extravagante título en el que se destaca la forma personal de escribir de Juan Ramón, que siempre escribía «j» en vez de «g» antes de «e, i».
Su Moguer natal fue un referente en toda su obra, fuente de inspiración y elemento de nostalgia.

- Sus etapas:
  • Etapa sensitiva (1898-1915): marcada por la influencia de Bécquer, el Simbolismo y el Modernismo. En ella predominan las descripciones del paisaje, los sentimientos vagos, la melancolía, la música y el color, los recuerdos y ensueños amorosos. Se trata de una poesía emotiva y sentimental donde se trasluce la sensibilidad del poeta a través del perfeccionismo de la estructura formal.
  • Etapa intelectual (1916-1936): descubrimiento del mar como motivo trascendente. El mar simboliza la vida, la soledad, el gozo, el eterno tiempo presente. Se inicia asimismo una evolución espiritual que lo lleva a buscar la trascendencia. En su deseo de salvarse ante la muerte se esfuerza por alcanzar la eternidad, que busca conseguir a través de la belleza y la depuración poética.
  • Etapa verdadera (1937-1958): todo lo escrito durante su exilio americano.

La obra poética de Juan Ramón Jiménez es muy numerosa, con libros que a lo largo de su vida, en un afán constante de superación, repudia - o de los que salva algún poema, casi siempre retocado en sus sucesivas selecciones.
- Platero y yo:
Platero y yo es una narración lírica de Juan Ramón Jiménez que recrea poéticamente la vida y muerte del burro Platero, dedicado «a la memoria de Aguedilla, la pobre loca de la calle del Sol que me mandaba moras y claveles» y formada por breves capítulos. Es muy célebre el primer párrafo:
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
La primera edición se publicó en 1914 (Ediciones de la lectura), y en 1917 se publicó la edición completa, compuesta por 138 capítulos (Editorial Calleja, Madrid). Quedaba claro que Platero era un texto adulto, aunque por su sencillez y transparencia se adecuara perfectamente a la imaginación y al gusto de los niños. Algunos capítulos encerraban una cierta crítica social, revelando una dimensión del autor que muchos tardaron en advertir. El propio Juan Ramón, en un «prologuillo» a la edición aclaraba: «Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren».
El poeta tenía la intención de ampliar el texto hasta los 190 capítulos; de hecho, existen tres adicionales, escritos en la década de 1920. Juan Ramón planeó también una segunda parte, denominada Otra vida de Platero, de la que incluso esbozó algunos títulos. Un proyecto que, como el de publicar Platero y yo en cuadernos sueltos, no llegaría nunca a ver la luz.
Atentamente: Boomer y Zombie